Finalmente
se puede decir que los individuos como producto social, se adaptan a las normas,
se integran en el medio social y en las regulaciones sociales, del mismo modo
que participan en la creación de las normas y las creencias, ejerciendo su
influencia y modificando los contextos y las relaciones sociales, los sistemas
sociales no existen independientemente de los individuos como éstos no existen
independientemente de los sistemas sociales.
La
socialización que transcurre a través del tiempo supone, además, que los grupos
son productos de los individuos socializados; el grupo es uno de los sistemas más
importantes con los que cuenta la sociedad para inscribirse en los individuos,
del mismo que pueden utilizar los individuos a los grupos para inscribirse
en la sociedad.
El grupo como construcción activa de
individuos sociales en interacción, da lugar a la producción de significados cognitivos
y simbólicos, como también posibilita la construcción de la identidad social,
las relaciones intragrupales e intergrupales y los elementos de la estructura
grupal, así como el conjunto de sus procesos.
El grupo
parece haberse convertido hoy en uno de los lugares privilegiados
para la reflexión y la acción en el campo formativo, laboral e, incluso, terapéutico. Lo que
ha venido poco a poco aclarándose y reforzándose en los últimos años
es la idea de que el grupo, y en especial el grupo pequeño, representa un contexto psicosocial muy
rico de estímulos y de posibilidades en orden: al crecimiento, a la maduración,
al conocimiento, al rendimiento y a la eficacia. De esta forma el grupo adquiere una significativa valoración como instrumento flexible
y polivalente para el trabajo con las personas.
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